El año 2023 marcó un punto de inflexión en la vida de Wanda Nara. Durante estos doce meses, experimentó desde triunfos profesionales hasta enfrentarse a un desafío de salud personal. Su vida, normalmente pública, se volvió más privada tras conocer el diagnóstico de leucemia. Los análisis, que inicialmente parecían rutinarios, revelaron una situación más compleja. A partir de julio de 2023, comenzó un tratamiento que ha mostrado resultados positivos.
Este cambio en su vida y en su enfoque hacia la privacidad contrastó fuertemente con su imagen pública habitual. Wanda eligió mantener en reserva los detalles de su salud hasta que estuvo preparada para compartirlos. El diagnóstico de leucemia marcó un momento crítico para ella, en el que su principal objetivo se convirtió en superar la enfermedad y asegurarse de que sus hijos manejaran la situación de la mejor manera posible.
Primero sólo la llamó “enfermedad”, luego admitió que era “leucemia”, como habían revelado varios medios, pero hasta ahora había evitado precisar de qué tipo de cáncer se está tratando.
Finalmente, en las últimas horas publicó por primera vez su diagnóstico a través de la red social Instagram, donde cuenta con casi 17 millones de seguidores. Según la foto del documento que reveló, Wanda fue diagnosticada con leucemia mieloide crónica por especialistas de FUNDALEU.
“Comunicamos que la paciente Wanda Solange Nara desde el mes de julio de 2023 se encuentra en seguimiento en FUNDALEU por una Leucemia Mieloide Crónica con respuesta satisfactoria al tratamiento administrado. Realiza estudios periódicos en Argentina y Turquía para el control de su enfermedad”, se lee en el documento que lleva la firma del doctor Miguel A. Pavlovsky de la Dirección Médica de FUNDALEU.
Qué es la leucemia
Como concepto general la leucemia es un tipo de cáncer que se origina en la médula ósea y consiste en una producción descontrolada de células anormales o ‘malignas’. Aunque no se trate de un tumor sólido, como en otros tipos de cáncer, se la considera una enfermedad oncohematológica.
“La médula ósea es un tejido que se encuentra dentro de los huesos y es el lugar donde se forman las células de la sangre (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas). Existen leucemias agudas (que progresan rápidamente, en pocas semanas) y las crónicas (que progresan más lentamente, en varios meses); y dentro de ellas existen diferentes tipos”, había dicho recientemente a Infobae la doctora Francisca Rojas (MN 90648), jefa de la División de Hematologia del Hospital de Clínicas “Gral. José de San Martín”, la institución dependiente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Aunque las leucemias no son prevenibles, como sucede con alrededor de un tercio de los casos de cáncer, comparten muchos aspectos, como la importancia de la detección a tiempo y del acceso al tratamiento más indicado para cada tipo y estadio de enfermedad.
Qué es la leucemia mieloide crónica y qué pronóstico tiene
La leucemia mieloide crónica (LMC) afecta a las células mieloides y suele crecer lentamente al principio. Afecta principalmente a los adultos.
Y agregó: “La leucemia mieloide crónica en una enfermedad que ha tenido muchos adelantos científicos en los últimos años, sobre todo desde el 2001. Es una enfermedad con una lesión muy puntual en la que se utilizan nuevas drogas para su tratamiento. Se llaman drogas con blancos moleculares, que permiten que la enfermedad cambie su pronóstico y que los pacientes tengan una expectativa de vida casi parecida a la de los individuos sanos”.
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“Los tratamientos con que cuenta la enfermedad se llaman inhibidores de la tirosina quinasa. Los hay de 1a, 2a y 3a generación. Un inhibidor de la tirosina quinasa es un tipo de inhibidor enzimático que bloquea específicamente la acción de una o más proteínas (como su nombre lo dice, las quinasas) evitando que las células enfermas crezcan y de esa manera se restauran los recuentos sanguíneos a la normalidad”, precisó Enrico.
En este sentido, consultada por Infobae, la médica hematóloga Beatriz Moiraghi, del Hospital Ramos Mejía de la Ciudad de Buenos Aires, detalló que “dentro de las leucemias agudas, está la leucemia linfoblástica aguda y la leucemia mieloblástica aguda”. “Dentro de las leucemias crónicas, está la linfocítica crónica la (LLC) y la mieloide crónica”, agregó.
En cuanto a los síntomas y cómo arribar al diagnóstico, la especialista explicó que “para la detección precoz de la leucemia, lo importante es hacer hemogramas (análisis de sangre) periódicos. Uno de los síntomas de cualquier tipo de leucemia, y sobre todo en las crónicas, es que el paciente tiene pérdida de peso, falta de apetito, pesadez en la zona de la panza, dolores en el abdomen por la inflamación del bazo y/o el hígado o dolores de hueso por el aumento de los glóbulos blancos”.
“Si se trata de una leucemia mieloide crónica o es una leucemia linfática crónica los pacientes tienen muy buenas respuestas y se recuperan, por lo que pueden tener una vida”, agregó a Infobae la doctora Moiraghi.
Adelanto argentino
Como publicó Infobae recientemente, investigadores del CONICET en Argentina publicaron dos estudios que revelan avances significativos en el tratamiento de la leucemia mieloide crónica (LMC). Los estudios, aparecidos en Frontiers in Immunology y Journal of Hematology and Oncology, permitirían aumentar la cantidad de pacientes que discontinúan el tratamiento con inhibidores de tirosina quinasa (TKIs), mejorando su calidad de vida y reduciendo costos médicos. Esta noticia es relevante para los aproximadamente 450 [15% de los 3000 diagnósticos anuales] casos de LMC diagnosticados cada año en el país.
La investigación, liderada por el doctor Michele Bianchini del Centro de Investigaciones Oncológicas – Fundación Cáncer (FUCA) y que comenzó en 2019, tiene como objetivo establecer criterios seguros para la discontinuación del tratamiento en Argentina y hallar nuevos biomarcadores para predecir con alta precisión (cercana al 90%) quién puede mantener la remisión a largo plazo. El estudio multicéntrico AST (Argentina Stop Trial), llevado a cabo en el Instituto Alexander Fleming en colaboración con FUNDALEU y hospitales públicos, arrojó que altos niveles de dos proteínas del sistema inmunitario, interleucina 6 (IL-6) y proteína quimioatractante de monocitos (MCP-1), se asocian con una suspensión exitosa del tratamiento.
Fuente: infobae